Ramsay.
Todos los personajes de este fanfiction son obra de George R.R. Martin.
Fuerte Terror siempre había sido un lugar lúgubre.
Fuerte Terror siempre había sido un lugar lúgubre.
No es que a Ramsay no le gustará ese ambiente de horror y claustrofobia que se percíbia en las paredes de la fortaleza, de hecho, para él era dulce como la leche materna.
Fuerte Terror, hogar ancestral de la casa Bolton, era un pequeño castillo negro situado al este de Invernalia. Sus almenas y murallas desprendían aires fantasmales de un castillo, otrora grande, que en estos momentos estaba abrumado por las atrocidades del pasado. Los Bolton habían sido los rivales más tenaces de los Stark mucho antes de la llegada de los reyes dragón, luchaban contra ellos por el dominio del Norte, y se hacían capas con las pieles de sus enemigos, ya que por aquellos tiempos, las mazmorras de Fuerte Terror estaban preparadas especialmente para la tortura, el desollamiento era una forma de tortura y ejecución muy cruel y dolorosa, pues dejar el cuerpo en carne viva solía provocar, no solo un dolor insufrible, sino posiblemente la infección de las heridas, heridas a las que la víctima no tardaba en sucumbir. Ramsay sentía fascinación por todo eso.
Su padre no había sido nunca un buen padre para él, de hecho, nunca le había dado la menor importancia a Ramsay, este sabía que era el heredero de Lord Bolton solo porque el prefería que, a su muerte, Fuerte Terror, con todas sus tierras y rentas, pasase a alguien de su sangre. Su padre había perdido dos esposas y su hijo y heredero, Domeric, había fallecido de una dolencia del estómago tiempo atrás. Si alguna vez Roose Bolton había sentido amor o aprecio por alguien, dicho sentimiento murió junto con su hijo.
Los Bolton habían sido siempre los vasallos más reservados y poco amistosos de los Stark, las viejas tradiciones nunca se perdían, e incluso cuando los Bolton se sometieron a los Stark, muchos seguían sintiendo el deseo de arrancarles la piel. Los Bolton solían decir que "un hombre desnudo tiene pocos secretos, uno desollado, ninguno". Lamentablemente Eddard Stark había prohibido el desollamiento en el Norte, ni siquiera podía usarse para interrogar a enemigos, aunque, si bien era cierto que Ramsay nunca había hecho mucho caso a lo que dijera Stark. No mucho antes de que Lord Stark partiera hacia Desembarco del Rey para ser la Mano de Robert, había visitado a Lord Roose en Fuerte Terror, en ese momento, Ramsay aún llevaba poco tiempo en el castillo, y, por su condición de bastardo, no llego a cambiar más de dos palabras con Ned Stark, sin embargo, no pasó por alto las infinitas miradas de desprecio que le lanzaba su esposa, Lady Catelyn, Ramsay había oído decir que Stark había tenido un bastardo durante la rebelión de Robert Baratheon, y que lo había reconocido y llamado hijo ante todo el norte, además de que lo criase como si fuera legítimo. Era comprensible entonces que Lady Stark odiara todo cuanto tenía que ver con los bastardos.
Ramsay bajó a los niveles inferiores de Fuerte Terror, donde se econtraban los prisioneros en sus mazmorras, Lord Bolton había salido de caza esa mañana, y eso le había dado a Ramsay capacidad para juzgar a los criminales de turno y a dictar sus sentencias. En el norte era tradición que el hombre que dictase la sentencia blandiese la espada, Ramsay había dictado la sentencia, y la iba a ejecutar, aunque no precisamente con una espada.
Llego hasta donde estaba su primer cautivo, una prostituta que había sido acusada de robarle todo el dinero a uno de sus clientes después de que este terminara de follarla. La chica era joven, posiblemente no llegaría a los diecisiete años, y estaba colgada de la pared con las manos encadenadas. Ramsay se acercó a una mesa cercana donde había numerosa variedad de cuchillos. Cogió el mas pequeño, una plancha de metar con el filo serrado, pero con una hoja muy fina, ideal para cortar la piel sin causar daños graves al músculo. Al verle acercarse, la muchacha sollozó:
- Por favor, mi señor, no me hagaís daño, lo hice por mi familia, no he hecho nada malo. ¡Por favor!.
-Cálmate -dijo Ramsay con suavidad, apoyó una mano en el pecho de la muchacha, se inclinó sobre ella y le susurró al oído -.Tu corazón late muy deprisa. ¿Estás asustada?. No tengas miedo, no voy a matarte, seré compasivo contigo.
Durante un instante, el rostro de la chica se inundó de alivio, pero su expresión se convirtió en puro horror cuando Ramsay volvió a hablar:
-El castigo por robar es la perdida de las manos, pero tu estás corrupta y podrida como todas las putas, así que no será rápido y limpio, no es que no me gusteís, sois buenas calientacamas pero, mi padre se ha quejado de que las zorras como tú distraeis a los hombres de mi padre, eso no se puede consentir, muchas veces sufren por culpa vuestra, ya se que no pueden permitirse pagar bien, despues de todo son pobres, pero no pueden olvidar que el placer que les proporcionais les permite olvidarse de todo lo demás, es como un vicio que les corroe por dentro, pero como no podemos matar a esos hombres, terminaremos con la causa de su dolor.
Y acto seguido, cogió la mano de la muchacha, sujeta por las cadenas, y calentó el cuchillo hasta que estuvo al rojo vivo y empezó a cortar. Primero cortó en tiras la piel de los delicados dedos, la muchacha gritó, y sus gritos fueron música para Ramsay, esos gritos le resaltaban el verdadero carácter humano, personas frágiles que en el fondo se reducen a carne, piel, huesos, y sangre. No tardó en terminar con la mano izquierda, cuando acabó, le gustó lo que vio.
Era como si a la chica le hubiesen quitado un guante y mostrasen de verdad como era su mano, una forma roja y sanguinolenta, Ramsay tuvo que reconocer que no era su mejor trabajo, pues algunos tajos alcanzaban al hueso, la chica había perdido el conocimiento a causa del dolor. Ramsay suspiró, ya no tenía gracia si la víctima estaba insconsciente.
Volvió a subir al gran salón de Fuerte Terror, y llamó a Hediondo. Hediondo no tardó en aparecer, era algo mayor que Ramsay, pero carecía de la astucia de este, aunque podía ser tan cruel como el propio Roose Bolton. Pero tenía un defecto: nunca se bañaba, por lo que su peste se podía oler a leguas de distancia.
-Atiende a la chica y asegurate de que no muera por las heridas -dijo Ramsay -.Y, si tiene fuerzas suficientes, puedes usarla como te guste.
-Gracias mi señor Ramsay -respondió Hediondo -.Esta tarde ha llegado un cuervo de Desembarco del Rey -le entregó el pergamino a Ramsay, el sello estaba roto.
-¿Lo has leido? -quiso saber Ramsay.
-Siempre me ha gustado enterarme de las cosas antes que los demás
-Tu intromisión te costará la cabeza algún día.
-Lo dudo, mientras sea útil a mi señor -puntualizó Hediondo.
Ramsay leyó el pergamino con interés, eran unas noticias intrigantes. Robert Baratheon había muerto, y Ned Stark estaba prisionero en la Fortaleza Roja, acusado de alta traición.
-¿Lo sabe mi padre? -preguntó.
-Le hemos mandado un mensajero con la noticia, está acampado en un pequeño páramo a dos días de aquí.
Ramsay no pudo evitar preguntarse que pasaría a continuación, era muy posible que el chico Stark se enfureciera y convocara a sus vasallos para liberar a su padre, eso significaba que posiblemente Lord Bolton partiría a la guerra, Ramsay no pudo evitar sentir una oleada de placer ante la idea de que su padre muriese.
Esa noche, Ramsay, al retirarse a sus aposentos, pensó en la muchacha a la que había comenzado a desollar esa misma mañana. La había desollado en el mismo castillo, algo que su padre nunca había aprobado. Por lo general, a el le gustaba desnudar muchachas y liberarlas en los bosques de Fuerte Terror, para
luego cazarlas con una partida de perros salvajes. Luego de violarlas, les
daba una muerte rápida a las que habían sido difíciles , para
luego desollarlas. Pero si por el contrario habían sido fáciles de cazar eran violadas y desolladas vivas. Su padre nunca había aprobado dichas prácticas, pues las consideraba indignas de un futuro señor, además declaraba que Ramsay era un ser malsano e inmundo. Tal vez algún día desollara a su padre para demostrarle quien mandaba.
Al amanecer, fue despertado por un criado, Lord Bolton había vuelto antes de lo previsto y le llamaba a sus estancias. Era raro que Ramsay fuese llamado por su padre en persona, la única razón que se le ocurría era que su padre estuviese enfadado por haber leido el mensaje que iba dirigido a él personalmente.
Roose Bolton, señor de Fuerte Terror, era el hombre que más repugnaba a Ramsay en el mundo, su aspecto era común, sin nada que lo destacase, pero tenía los ojos incoloros, casi blancos, y su mirada era incómoda, aunque Ramsay ya estaba más que acostumbrado a ella.
-¿Me has llamado, Padre? -Preguntó, poniendo todo el desprecio que pudo en su voz.
-Sí -su padre tenía una voz baja y débil, y nunca la subía de tono, por lo que se debía guardar silencio cuando Bolton hablaba -. Que Robert Baratheon haya muerto no es la única noticia importante, Robb Stark nos convoca en Invernalia, al igual que a todos los vasallos del Norte, tiene intención de marchar a Desembarco del Rey y rescatar a Eddard Stark.
Ramsay no se sorprendió, Robb Stark sentía amor por su padre, era obvio que deseara salvarlo.
-¿Y qué piensas hacer? -preguntó.
-Cumplir mi juramento e ir a Invernalia, por triste que sea, si no lo hago es posible que el niño Stark acabe colgándome por perjuro. Me llevaré la mayor parte de nuestros hombres, exceptuando a seiscientos que dejaré aquí bajo tu mando.
-¿Bajo mi mando? -se extrañó Ramsay, verdaderamente sorprendido.
-Si, te voy a nombrar castellano de Fuerte Terror, te ocuparás del castillo en mi ausencia, y lo harás con cordura, no quiero actos que mancillen el honor de mi casa.
- Nuestra casa padre -Escupió Ramsay con desprecio
Su padre lo miró larga y fijamente, como sol´´ia hacer cuando amenazaba a alguien.
-Tu no eres un Bolton -dijo -. Podrás conocer nuestra historia, vivir con nosotros, entrenarte con nosotros, crecer con nosotros, incluso parecerte a nosotros, pero nunca serás un Bolton, siempre serás un Nieve, un bastardo, que no está muerto porque esta protegido por las leyes de los dioses sobre la familia.
-¡Eso no te importó mucho cuando violaste a mi madre delante del cadáver de su difunto marido. ¿Verdad? -estalló Ramsay.
Roose Bolton le asestó un bofetón de revés con tal fuerza que Ramsay cayó al suelo.
-No te burles de mí, eres un ser inmundo, nunca serás digno de ser mi heredero, pero dado que lo eres, te propondré algo.
Ramsay miró fijamente a su padre y escuchó.
-Verás -dijo Lord Bolton -. Sinceramente, el muchacho Stark no tiene oportunidad de ganar, es un niño, y un insensato, y si falla, todas nuestras cabezas acompañaran a la suya en unas picas de las murallas de la capital, así que, cuando vayamos al sur, podrás controlar Fuerte Terror como desees, podrás seguir con tus jueguecitos sádicos con las putas si lo deseas, pero, con una condición, si en algún momento parecemos perdidos, irás a Invernalia, saquearás el castillo, lo demolerás hasta los cimientos, y cogerás a los hermanos de Robb Stark como rehenes. ¿Lo has entendido?.
Ramsay tuvo que reconocer que la idea de su padre era brillante, estaba decidido a estar en el bando ganador pasara lo que pasara, era un verdadero Bolton. Sonrío.
-¿Y qué gano yo? -preguntó.
-Si sirves bien, además de nombrarte mi heredero oficial, te legitimaré como hijo mío, y podrás llevar el apellido Bolton. Así que dime. ¿Lo aceptas?.
Ramsay podía ser muchas cosas, pero no un idiota, ya se ocuparía de su padre despues cuando fuera un Bolton de pleno derecho.
-Si -respondió.
Brrrrrrrrrrr. Pues sí que era duro el relato, sí. ¿Cómo puede disfrutar Ramsay con las torturas? O.O Un personaje demasiado cruel... Me ha gustado el relato :3
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