El consejero de la moneda.
Todos los personajes de este Fanfiction son obra de George R.R. Martin.
Petyr Baelish apartó la mirada de los informes de las cuentas de Desembarco del Rey y miró a Varys.
-Entonces, ¿Ya ha ocurrido?.
-Si, me temo, mi querido amigo -le contestó el eunuco -.Lord Arryn ha muerto hace apenas unos minutos.
Meñique suspiró y, levantándose de la silla, se asomó al balcón. Hacía una calurosa noche de verano, y las estrellas brillaban sobre Desembarco del Rey, era una agradable vision, aunque seguramente Jon Arryn habría disfrutado de más noches como esta en su hogar del Nido de Águilas. que se decía que llegaba a tocar el cielo. Pero claro, Lord Jon no volvería a ver nunca las estrellas. Meñique se giró hacia Varys.
-¿Y cómo es que os habeis molestado vos mismo en darme la noticia, Lord Varys? -preguntó -.No esperareis que me crea que habeis venido como un vulgar paje.
-Pues la verdad es que no, mi señor -Varys se sentó y se sirvió una copa de la frasca de vino del Rejo que Meñique tenía encima de la mesa -. Pero tenía curiosidad por saber como os sentaría la noticia, despues de todo, vos estabais muy unido a Lady Lysa Arryn antes de que esta contrajera matrimonio con Lord Jon, de hecho, os encariñasteis con las dos hijas de Lord Hoster Tully, según tengo entendido. Y como ahora Lord Jon ya no está...
Meñique sonrío, mostrando unos dientes blancos y perfectos.
-¿Estais insinuando algo, Lord Varys? -preguntó, fingiendo curiosidad -. Es una historia de lo más encantadora, yo, casi un plebeyo, un simple cuentamonedas, en mi juventud puse los ojos sobre la hija de Lord Hoster Tully, si, pero no de Lady Lysa, aunque no niego que le tenía afecto, y de que ella me amaba, pero no, yo puse los ojos en la hermana mayor.
-¿Os referis a Lady Catelyn Stark, mi señor? -dijo Varys, dando a entender que ya estaba enterado -.Que interesante, no obstante, aqui estais, y Lady Catelyn se encuentra a mil leguas de la capital, en el Norte, así que podemos deducir que aquello salió mal.
Petyr Baelish se levantó.
-Eso no es algo que os concierna, eunuco, y no me parece adecuado tener esta conversación ahora.
-Disculpadme mi señor -Varys mostró una expresión de dolor -.No era mi intención ofenderos.
-Guardaos ese tono empalagoso, y decidme de una vez a que habeis venido.
"Y como me volvais a hablar en clave, os mataré" Pensó.
Varys volvió a sonreir, pero esta vez de una forma más siniestra.
-Nuestro amado Robert ha convocado una reunión del Consejo Privado dentro de una horas, yo lo he sabido casi antes de que lo decidiera gracias a mis...pajarillos, pero me ha parecido conveniente que vos, como consejero de la moneda, era necesario que lo supierais.
Tras pronunciar estas palabras, Varys apuró la copa de vino y se marchó.
Una hora más tarde, Meñique entró en la Cámara Privada del Consejo. Todos los demás ya estaban en sus asientos. El Rey Robert, que lucía una expresión de dolor en el rostro y bebía una copa de vino, aunque daba la impresión de haberse tomado unas cuantas ya. Varys estaba de pie, paseando por la sala, Lord Renly mostraba cara de sueño y de aburrimiento, como si aquello no fuera con él. Lord Stannis, huraño y silencioso, estaba sentado en un extremo de la mesa,Ser Barristan Selmy, Lord Comandante de la Guardia Real, tenía la mano apoyada en su espada, y el Gran Maestre Pycelle se acariciaba la cadena con varios eslabones que llevaba al cuello. Meñique se sentó y miró al Rey.
-Alteza, mis condolencias, he venido en cuanto he podido, podemos empezar.
Robert miró a Meñique con expresión de sco y habló con voz ronca.
-Mis señores, como sin duda sabreis todos, Jon Arryn, que fue un padre para mí, ha muerto.
Renly miró a su hermano mayor.
-Eso ya lo sabemos todos. ¿Has convocado esta reunión en mitad de la noche solo para que lloremos a un muerto en grupo?.
-¡SILENCIO! -gritó Robert a Lord Renly, y prosiguió -.No estamos aquí para llorar a Jon, tenemos asuntos importantes, Jon Arryn ha dejado vacante el puesto de Mano del Rey, y ese vacío hay que llenarlo cuanto antes, asi que decidme, ¿Quién debe ser la nueva Mano?.
-Lord Jon sirvió como Mano durante catorce años, será difícil encontrar a alguien que ocupe su puesto -dijo el Gran Maestre Pycelle.
-Cualquier señor con cabeza y buen juicio lo haría bien -expuso Ser Barristan.
Meñique soltó una risotada.
-Un señor de buena familia que use la cabeza, y tenga buen criterio de la justicia, eso reduce mucho las posibilidades.
Pycelle se aclaró la garganta.
-Tal vez Lord Tywin Lannister accedería a ocupar el cargo, Alteza, después de todo, fue Mano del Rey Aerys. -propuso.
-Un Lannister como el segundo hombre más poderoso de los Siete Reinos. ¿Os habeis vuelto loco, Pycelle, o no hablabais en serio? -dijo Stannis Baratheon, hablando por primera vez.
-No quiero un Lannister en mi consejo -dijo Robert, poniendo fin a la sugerencia.
-¿Entonces quién, mi señor? -preguntó Varys -. Tal vez Mace Tyrell o Doran Martell accederían a ocupar el cargo.
-No confío ni en uno ni otro -protestó Su Alteza.
-Robert -dijo Stannis -sé que tenemos nuestras diferencias, pero soy el adecuado para ser tu Mano, y lo sabes.
-Basta, Stannis, ya hemos hablado de eso, no te nombraré Mano, la gente pensaría que pongo a mi familia sobre todas las demás.
Al oir eso, Lord Stannis se levantóy salió de la habitación hecho una furia. Robert hizo como que no se dio cuenta.
-Bueno, y entonces, decídete ya, Robert -resopló Renly.
Robert alzó la cabeza y dijo, hablando más para si mismo que para los demás.
-Recurriré a él, no me fallará, nunca lo ha hecho, y lo hará bien -dijo Robert.
-¿Os referís a Eddard Stark, Alteza? -preguntó Varys, con curiosidad.
-Sí, disponedlo todo, en cuanto mi esposa la Reina regrese, partiré hacia Invernalia, se lo comunicaré yo, personalmente.
Dichas estas palabras, Robert se levantó y abandonó la estancia. Los demás no tardaron en seguirlo, Meñique fue el último en salir, y no se dirigió a su habitación, sino a la Torre de la Mano.
Entró en los aposentos de Jon Arryn. Las hermanas silenciosas habían retirado el cuerpo hacía mucho, pero las posesiones de Lord Jon seguían allí. Aparte de su esposa y su hijo.
Lady Lysa Arryn, antes Lysa Tully, en su juventud había sido una doncella bonita y esbelta, pero no había envejecido bien, aunque aún conservaba cierta belleza en su semblante. Aunque vestía de luto, no parecía que hubiese llorado mucho a su difunto esposo.
-Lysa...-empezó Meñique, pero esta le hizo callar.
-Ya está hecho, he hecho lo que me pediste, todo ha sido por mi hijo, mi retoño. -acunó a un dormido Robert Arryn entre sus brazos, el chico era el único hijo de Jon Arryn, y era débil y enfermizo, además de que seguía mamando a la edad de seis años.
-Aún tienes que hacer algo más. Lord Eddard Stark va a ser la próxima Mano del Rey, y me preocupa ese hombre, podría ser más peligroso que Jon.
Lysa le lanzó una mirada sombría a Meñique.
-¿Qué quieres que haga? -preguntó.
-Meñique le entregó una carta a Lysa.
-Quiero que escribas una copia idéntica de esta carta de tu puño y letra, y se la envíes a Cat, a Invernalia. Haz como si la carta fuese tuya, y que todo lo que hay escrito en ella es obra tuya, y ahora, debes abandonar Desembarco del Rey, y volver al Valle.
Lysa titubeó, pero se apresuró a obedecer, no sin antes besar a Meñique en los labios. Meñique esperó a que terminara y abandono la habitación, con una sonrisa malévola.
El juego había empezado.
A pesar de no ser Martin, tengo que admitir que esto se te da estupendamente. ¿El final? Increíble. Mejor imposible. Recreas muy bien a los personajes y a las escenas que les envuelven.
ResponderEliminarFelicidades, creo que te las mereces. :) No esperaba menos de un fan de Canción de Hielo y Fuego. ¡Un beso!