27/7/12

Capitulo especial: Roose Bolton (1)

                                                                    Roose.
Todos los personajes de este fanfiction son obra de George R.R. Martin. y es un pequeño homenaje a mi personaje favorito, Roose Bolton, señor de Dreadfort (o Fuerte Terror), porque ser malo también es de lo mejor.

Dos guardias Frey flanqueaban el paso al salón principal de Los Gemelos, los dos hombres eran muy diferentes entre sí, el primero era bajo y fornido, pero joven, el otro, aunque alto y fuerte, su pelo empezaba a volverse blanco. Roose siempre se fijaba en las personas, pues no se sabía cuáles podían ser tus enemigas, pero en el fondo, todas se reducían a piel, huesos y carne.
-Lord Walder ha dado órdenes de no molestarle, mi señor -le dijo el bajito.
-¿Y a qué se debe eso? -preguntó Roose con su voz baja y susurrante de siempre.
-A su edad, Lord Walder necesita descansar.
Apenas hubo pronunciado esas palabras cuando se oyó una voz ronca que gritaba desde detrás de la puerta. Parecía la voz de Walder Frey, Roose alzó una ceja.
-Si, ya veo lo débil que está. ¿Me vais a dejar pasar?.
-Mi señor -titubeó el guardia alto y viejo -.Nos han dado ordenes de no dejar paso y...
-Está bien, comprendo que sirvais bien las órdenes de vuestro señor, siempre he apreciado la lealtad, pero claro, tambien aprecio mucho mi tiempo, y da la casualidad de que me lo estaís robando, el castigo por robar, aunque se trate de un concepto abstracto, es la pérdida de las manos, aunque de donde yo vengo no las cortamos, las desollamos vivas con un cuchillo al rojo vivo, es desagradable ver como se corta la piel en tiras, pero claro, todo sea por cumplir con nuestro deber. Lo preguntare una última vez. ¿Puedo pasar?.
Los guardias abrieron las puertas y dejaron paso a Roose.

El viejo se encontraba sentado en su trono negro de roble, parecía una comadreja vieja y arrugada, a Roose le causaba repulsión el simple hecho de mirarlo.
-Lord Roose de la casa Bolton, señor de Fuerte Terror -anunció un heraldo desde el fondo de la sala.
Roose cruzó la estancia, con la capa rosa susurrando a cada paso, y se plantó en el centro de la sala, justo frente al viejo.
-Lord Walder.
-Lord Bolton.
-¿A qué viene tanto griterío, mi señor?. -susurró Roose Bolton.
-Ese mocoso de Edmure Tully, me pide más hombres desde Aguasdulces, quiere que mande a más hijos míos a esta mierda de guerra que vuestro señor empezó, y se atreve a darme órdenes, soy un Frey, no recibo órdenes de nadie y no voy a...-Walder Frey se calló en el instante en que Roose le miró a los ojos. Siempre decían que su mirada resultaba incómoda, debido a que sus hojos eran claros, del color del hielo, pero a Roose no le desagradaba, era necesario que los hombres menores tuvieran miedo y respeto hacia él. Se acercó un poco más hacía el trono de roble de Lord Walder.
-Mi señor, tal vez haya sido un error, a lo mejor mi juicio falla, pero creo recordar que vos jurasteis lealtad al señor de Aguasdulces, y, posteriormente, al Rey en el Norte.
-¡Juré lealtad a Lord Hoster Tully, no a esos cachorros de Edmure Tully y Robb Stark, que ni siquiera tienen pelos en los huevos!
-Pues da la casualidad de que esos "cachorros" son piezas importantes en el juego, por no mencionar que de momento, nuestro joven rey está obrando con cordura, yo mismo soy el primer sorprendido, creía que no era más que un niño que nos llevaría a la ruina, y puede que aún lo haga, no lo discuto, pero hasta ahora habeís ganado más que perdido.
-¡He perdido muchos hijos y nietos! -estalló Walder Frey.
-Teneis muchos, y me atrevería a añadir que algunos no son precisamente queridos, nadie los echará de menos -puntualizó Roose.
La mandíbula de Lord Walder temblaba de ira.
"Que hombre más rencoroso" pensó Roose. Walder Frey nunca había soportado que otras casas de mayor linaje y poder que la suya lo despreciaran, y se negaran a casarse con sus hijas o sus hijos, de hecho, Lord Walder consideraba una afrenta cualquier propuesta de matrimonio entre las casas nobles de Poniente en las que se hubiera dejado al margen a los Frey, sus razones para querer comprometer a todos sus hijos con grandes señores o sus herederos eran comprensibles: necesitaba librarse de unos cuantos hijos, hijas, nietas y nietos que no le harían ningún bien, y además, cabía la posibilidad de que con ellos, los descendientes de Walder Frey heredasen tierras y honores importantes. Aunque, por desgracia para el viejo, casi toda su prole en edad de hacer o parir hijos se había desposado con segundones de casas nobles, así que la jugada solo le había salido bien a medias.

Roose se cansó de esperar a que Walder Frey se tragara la ira y dijo:
-Mi señor, no me andaré con rodeos, decidme que quereis.
-¿Y por qué os habría de importar eso, Lord Sanguijuela?. He oido muchas historias sobre vos y vuestros repelentes bichos chupasangre.
-Las sangrías son la clave para tener una vida larga, Lord Walder -dijo Roose suavemente.
-En mi opinión, a vos os han sorbido demasiada sangre, eso explicaría vuestra cara avinagrada.
Roose dio una palmada.
En un instante, varios hombres con el hombre desollado de Fuerte Terror irrumpieron en la sala, en un abrir y cerrar de ojos, atrancaron las puertas, y se situaron en diferentes lugares, alerta a cualquier movimiento.

Roose dio una señal, y Walton Patas de Acero, uno de sus hombres, avanzó hasta donde estaba Lord Walder, cuyo rostro pasaba de un color a otro, mostrando emociones de ira, miedo y sorpresa, Walton se acercó lo bastante al viejo como para que solo Frey y Roose oyeran sus palabras.
-Mi señor, habeís amenazado a Lord Bolton, y eso es un grave error, recordad que somos vuestros invitados aquí, en Los Gemelos, y estamos protegido por las leyes de la hospitalidad, y por si fuera poco, ahora Lord Roose y vos sois familia, dado que vos sois nuestro encantador anfitrión, no os mataré, de acuerdo a nuestras leyes, pero si volveis a insultar a mi señor, yo mismo os desollaré esos huevos resecos que teneis, para que no podaís seguir expandiendo vuestra desagradable prole de comadrejas. ¿Me he explicado bien?.

Tras pronunciar dichas palabras, envainó el puñal que sostenía en la mano y saludó a Roose con una reverencia. Roose sonrió fríamente a Lord Walder, abandonó el salón y se retiró a sus habitaciones, para descubrir que su encantadora esposa ya estaba en ellas.
"Es casi un espectáculo peor que el del viejo Lord Walder" suspiró. Lady Walda Frey era nieta de Lord Walder, una muchacha de quince años, pero era como un cerdo adornado con sedas, era inmensamente gorda y muy glotona, pero eso a Roose no le importaba mucho, pues su señor de Frey le había ofrecido como dote el peso de su prometida en oro, y, en cuestión de peso Walda Frey La Gorda no tenía rival.
-Amado esposo -dijo Walda haciendo una ligera reverencia.
-Mi señora -respondió Roose Bolton en tono aburrido. "Además de glotona, charlatana" pensó -.Te agradecería que, cuando me hables, omitas cualquier referencia a "amado", y ahora marchate, tengo asuntos que atender.
En cuanto su redonda esposa hubo abandonado la habitación, Roose convocó a los señores del Norte que había en los gemelos.
Ser Helman Tallhart y Robett Glover no tardaran en hacer su aparición. Walton llegó poco después. Roose Bolton los invitó a sentarse y les sirvió una copa de vino.
-Mis señores, Walton. -dijo-. Ha llegado la hora de que salgamos de Los Gemelos, llevamos aquí demasiado tiemp, hemos tenido de sobra para recuperarnos de la batalla del Forca Verde, tenemos suficientes hombres para emprender la marcha.
-¿Adónde, Lord Bolton? -quiso saber Ser Helman.
-A Harrenhal.
Se hizo un silencio tenso en la habitación.
-Mi señor -dijo Glover -Harrenhal está ocupada por veinte mil hombres de Tywin Lannister.
-Razón por la que vamos a esperar a que se marche de allí -susurró Roose.
-¿Esperar, mi señor? -el rostro de Walton Patas de Acero mostró signos de preocupación.
-Si, Lord Tywin pronto avanzará contra nuestro Joven Lobo o contra Aguasdulces, y dejara Harrenhal con solo una pequeña guarnición. No os preocupeis, mis señores, tengo un plan, os lo comentaré en cuanto esté asegurado, pero ahora quiero que prepareis a nuestras tropas, que esten preparadas para marchar en una hora.

Dicho esto, Roose Bolton hizo llamar al maestre Brenett. No tuvo que esperar mucho tiempo hasta que el maestre entró.
-Mi señor.
-Maestre, es hora de un sangrado.
-Como gusteis, mi señor, pero debo advertiros de que demasiadas sangrías...
-No os preocupeis por ello.
Roose se tumbó desnudo sobre la cama mientras el maestre le ponía las sanguijuelas, estas no tardaron en absorber la sangre de su cuerpo. Roose Bolton se sintió mucho más limpio cuando terminaron de hacer su trabajo. El maestre las retiró de su cuerpo.
Cuando el maestre se fue, se puso la armadura y se enganchó la capa rosada en los hombros. El señor de Fuerte Terror bajó hasta el vestíbulo del castillo, donde su ejército le aguardaba.
Roose se subió a su caballo y miró el cielo, que mostraba nubes de tormenta. Perfecto.
 Echó una mirada hasta una de las ventanas de la fortaleza desde la cual Lord Walder Frey observaba como un lobo hambriento a su presa. Roose esbozó un atisbo de sonrisa y tanto él como sus hombres emprendieron la marcha.







                                                            

1 comentario:

  1. Me ha encantado lo de la cara avinagrada xDDD Roose, cómo no, una reacción muy suya. DIOS. QUÉ ASCO EL FINAL. ¿Cómo puede gustarle lo de las sanguijuelas? En serio, ¿cómo? xD Me ha gustado mucho el FF :3

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